El menor déficit fiscal de los últimos seis años
Quito, 7 de enero de 2019
El Gobierno Nacional heredó una economía enferma, con grandes desbalances y al borde del colapso. Sanarla y poner los números en orden fueron los principales objetivos, en materia económica, que se planteó el Régimen al inicio de su administración. Todo, para recuperar confianza, atraer nuevas inversiones y generar empleo.
Hoy, es posible afirmar con certeza que el esfuerzo está dando los resultados esperados. Al cierre del 2018, el déficit fiscal llegó a USD 3.332,9 millones (3,0% del PIB), es decir, 42,9% menor al registrado en el 2017.
Resultado total del Presupuesto General del Estado
Enero-diciembre 2017 |
Enero-diciembre 2018 |
-5.837,7 millones |
-3.332,9 millones |
Si no se hubiera hecho nada, el déficit habría bordeado el 8% del Producto Interno Bruto (PIB). Pero, a través de un manejo responsable, transparente y disciplinado de los recursos públicos y de un fuerte impulso a la inversión privada, para que sea este sector el motor del desarrollo, se logró reducirlo a un nivel que es el más bajo de los últimos seis años.
Según el ministro de Economía y Finanzas, Richard Martínez, el 2018 fue importante porque se consolidó el cambio de visión y de modelo económico. “Sin duda es una muy buena noticia para el país. El camino es largo, todavía falta, pero vamos por la ruta correcta. Durante el año que transcurrió cimentamos nuestra gestión sobre cuatro pilares: 1. Consolidación fiscal y estabilidad monetaria, 2. Igualdad de oportunidades y protección social, 3. Empleo y reactivación productiva y 4. Manejo eficiente y transparente de los recursos de todos los ecuatorianos. Con estos pilares vamos obteniendo resultados esperanzadores”.
El positivo resultado se explica, por un lado, por el incremento de los ingresos, principalmente de la recaudación tributaria, derivado del proceso de remisión de deudas e intereses, contemplado en la Ley de Fomento Productivo. Conforme los registros del Servicio de Rentas Internas, en los últimos tres meses se recaudó USD 1.250 millones por remisiones, beneficiando a más de 310.000 contribuyentes, el 99,5% de ellos micro, pequeño y mediano empresario.
Por el otro lado, los gastos se manejaron bajo un esquema de optimización, priorizando todos los recursos necesarios para los sectores de Bienestar Social, Educación, Salud y Defensa. Por esa razón, si bien el gasto en personal y bienes y servicios de consumo aumentó, esto se debió a la importancia de estas áreas en cuanto a sus insumos y personal médico, docente y de seguridad que satisfagan los programas y nueva infraestructura social.
En cuanto al Plan Anual de Inversiones, resulta resaltable el reordenamiento de los proyectos de inversión, ya que una parte significativa de los contemplados al inicio de la gestión se encontraba sin el debido financiamiento para su ejecución. A pesar de ello, se priorizó la inversión en el sector social, cumpliendo con todos los programas previstos en Educación, Salud y Bienestar Social. Adicionalmente, se efectuaron transferencias de capital por USD 4.000 millones, entre las que se incluyeron asignaciones a los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), conforme el modelo de equidad territorial.
Haber reducido el déficit fiscal en esta magnitud es una señal clara del cambio. Con este indicador bajo control, por un lado, aumentará la confianza de los mercados internacionales por la forma disciplinada de manejar las finanzas públicas; eso atraerá inversiones. Por otro lado, un menor déficit fiscal reduce las necesidades de financiamiento, ayudará al país a endeudarse menos y redirigir los recursos que antes iban para el pago de obligaciones hacia una mayor inversión en los sectores sociales y productivos. En consecuencia, mayor actividad y empleo.